viernes, 1 de mayo de 2020

No te rindas



Esta podría ser la historia de cualquiera que haya estado a punto de caer alguna vez en su vida, en alguna situación en la que resistir, mantenerse en pie, y no digamos avanzar, haya sido todo un reto en sí mismo. Esos momentos que te hacen creer que la felicidad son solo instantes con ausencia de dolor, y en los que al futuro le pides que venga, sí, pero sin demasiados mordiscos, ¡que basta ya!. Momentos en los que sientes cómo tu corazón se va vaciando y ahuecando... Estar en esa cuerda floja siempre ha acompañado al ser humano. 

Ante tanta desolación en la que estamos inmersos hoy escuchar historias de quien no se ha rendido ante situaciones difíciles es como hallar un manantial de agua fresca en medio del desierto. Ayer una Amiga del alma me regaló la imagen de la risa de Frida Kahlo y Chavela Vargas, una risa como acto de rebeldía y de superación y que abandera una actitud vital que las hizo invencibles; pero no como los que siempre ganan, sino como aquellos que no se rinden. Y ahí radica precisamente la grandeza. 

Recibo otro gran regalo en forma de una Historia redonda, en mayúsculas. La aventura en 1914 de un explorador, Ernest Shakelton, y 27 hombres más en la desconocida Antártida a bordo del Endurance. El nombre del barco, que bautizó el de la expedición, es ya un símbolo en sí mismo. Imaginad las peores condiciones posibles: un mar de hielo, varios meses varados, ruptura del barco y acampada en el polo en medio de La Nada. Después de dos años así Shakelton decide, junto con 5 hombres, embarcar en un bote al descubierto en el mar más embravecido del Mundo para intentar pedir ayuda. Antes deja una nota en la que, por si él no sobrevive, pide la salvación de su tripulación y que transmitan a sus hombres su Amor hacia ellos, "He hecho todo lo que he podido" al lado de la firma cierran la carta.  16 días de travesía y arriban en la Isla Elefante, pero en el lado equivocado. Escalan icebergs y montañas, recorren caminos con las fuerzas bajo mínimos y por fin consiguen llegar y pedir socorro. Toda la tripulación del Endurance se salvó. Y todos coinciden: fue su Jefe, como le llamaban, y la fe ciega de todos en él lo que les mantuvo con vida. Las altas dosis de liderazgo, energía, entusiasmo, ambición e incluso diversión en todo lo que este explorador hacía les hizo invencibles, porque no se rindió y porque consiguió que sus hombres tampoco lo hicieran. Los libros califican esta Historia como un “fracaso”. Yo no estoy de acuerdo, porque fue una gran victoria de lo que un ser humano es capaz de hacer por sí y por los demás al no rendirse. Nunca podemos controlar lo que nos pasa, ni lo que con mayor o menor fortuna nos depara el futuro, en nuestra mano tan sólo está nuestra actitud, cómo reaccionar ante lo que nos sucede.

Hoy en mi ciudad otra persona ha demostrado que no va a rendirse, por muy fieros que sean sus maremotos. A pesar de haber perdido a su marido, de 48 años, ha donado el cuerpo a la ciencia porque quizá sirva para dar algo de luz sobre este virus. Ella tiene ahora una tarea titánica: pasar su duelo y sobreponerse al desgarro. Su hija de 6 años necesita que sea La Jefa, la necesita más que nunca, rendirse no es una opción…

Resistencia, superación, generosidad, humanidad y Amor, de este material están hechos todos los corazones que, aunque alguna vez estuvieron huecos, rotos o desgarrados, conservan en ellos a cuantos estuvieron con nosotros, a todos los que nos ayudaron a resistir, a seguir y a reír, en ellos están todos los que amamos… Y con esos recuerdos se seguirán tejiendo esos hilos invisibles que te unirán para siempre a ellos, aunque ya no estén.

* La escultura es obra del Artista Krum Stanoev y forma parte de su serie "Desde el corazón".

El Abrazo

Mi paseo de ayer tenía como destino esta escultura de Juan Genovés, reproducción de su pintura “El abrazo” y homenaje a los Abogados d...