miércoles, 20 de mayo de 2020

¡ARRIBA NIÑAS!



El “¡Arriba Niñas!” nos ha fabricado alas y garras a quienes lo gritamos a diario desde hace días y ha conseguido despertar todo el poder que latía dormido en nuestros corazones... Desde que lo escuché la primera vez resuena en mi cabeza como el eco de una melodía machacona que se repite hasta el infinito y que, lejos de cansarme, me infunde valor y alegría. Hace un calor infernal en este cuartucho pero un escalofrío recorre mi cuerpo, desde la nuca hasta la planta de los pies, erizando todos los poros de mi piel. Me excita pensar en la fuerza de estas dos palabras y en su significado: es el combustible de un motor que pondrá en marcha una maquinaria perfecta: una revuelta en la fábrica ante las injusticias que llevamos tiempo soportando y que no podemos permitir, que vamos a parar, porque somos muchas, porque todas vamos a una y porque somos “la alegría del pueblo” pero también “el terror de las autoridades[1], como muy bien nos han definido periodistas y escritores. 

La primera vez que lo escuché fue hace dos días alrededor de mi mesa de trabajo en la fábrica. En el taller donde trabajo desde hace años se nos divide por partidos, grupos de cien mujeres con el mismo trabajo a realizar y, a cargo de organizar cada partido, una maestra. Cada mujer tiene su mesa asignada en función de su trabajo, que compartirá con otras cinco mujeres. En mi mesa se lían cigarrillos y, a veces, “liamos el niño”: los puros que como oro en paño tienen los jefes. Ahora vamos a liarla pero bien... 

La maestra de mi partido es Luisa Sánchez, “La Grande”. El suelo retumba a su paso y todas notamos su cercanía varios metros antes de que se acerque. A pesar de encontrarnos en un edificio relativamente nuevo –se construyó en 1790- parece que el suelo va a ceder a su paso, que las vigas no aguantarán tantos kilos de carne a los que se une el empuje de un pisar con semejante garbo. Es el ejemplo vivo de la palabra poderío, de ahí su mote. Vigila que el trabajo se haga bien y, sobre todo, ayuda a las que necesitan una mano. Su labor es coordinar y enseñar, por eso lo de “maestra”, cargo que lleva con orgullo y de la que es digna poseedora. Pero ahora tiene una labor más importante aún: alentar mesa por mesa, niña por niña, esta revuelta. Las cien mujeres que estamos bajo su paseo rutinario por esta enorme planta segunda hemos escuchado insitentemente ese "¡Arriba Niñas!" como un auténtico grito de guerra y como un soplo de aire fresco en este calor sofocante de la fábrica, unido a proclamas del tipo: “¡El trabajador se arrastra y muere y es necesario que se levante y Viva!”[2].  

Y con esas simples palabras, ¡Arriba, Levantarse, Vivir!, nos hemos sentido parte de algo más grande que nosotras mismas. Es la fuerza que da luchar, pelear y tomar partido hasta mancharse por lo que es Justo. Esto no ha hecho más que comenzar...

 CONTINUARÁ...


[1] Benito Pérez Galdós: “Las cigarreras de Madrid son la alegría del pueblo y el terror de las autoridades”.
[2] Del discurso de Guillermina Rojas y Orgis en un mitin republicano en el Circo Price de Madrid el 15 de octubre de 1871. Primera mujer activista de La Internacional española. En Madrid abre un centro para la educación de las mujeres trabajadoras.

El Abrazo

Mi paseo de ayer tenía como destino esta escultura de Juan Genovés, reproducción de su pintura “El abrazo” y homenaje a los Abogados d...